El paseo programado para el viernes 12, en el que participábamos dos grupos, nos llevaba hasta Pasajes San Pedro.
El primero de ellos en llegar a la meta, a pesar de que el otro había salido 60 minutos antes, lo componíamos siete personas. Siete personas que imprimimos un ritmo rápido a nuestra marcha desde la Casa de Cultura Okendo, siguiendo por la avenida de Ategorrieta, hasta llegar al puerto de Pasajes San Pedro.
El primero de ellos en llegar a la meta, a pesar de que el otro había salido 60 minutos antes, lo componíamos siete personas. Siete personas que imprimimos un ritmo rápido a nuestra marcha desde la Casa de Cultura Okendo, siguiendo por la avenida de Ategorrieta, hasta llegar al puerto de Pasajes San Pedro.
Después de contemplar la escultura Monumento a los pescadores, de Néstor Basterretxea, y San Juan al fondo, continuamos muestra "andadura" por el paseo que termina al pie de las escaleras por las que habrían de bajar nuestras/os compañeras/os del otro grupo.
En la fachada del astillero Ontziola que da al paseo marítimo de San Pedro vimos estas reproducciones, que recuerdan hazañas de las gentes de la localidad
Aquí llegan las/os compañeras/os que encabezan el grupo que eligió ir a Pasajes San Pedro a través de Ulía.
Espero, y deseo, que alguna/o de las/os componentes de este grupo cuelgue fotografías de las magníficas vistas de su recorrido. Decía Tagore que "No basta compartir las ideas con el prójimo. Se ha de compartir la vida." Permitidnos al resto compartir el gozo que seguramente sentisteis al disfrutar de esa Naturaleza tan bella.
Nosotras/os, las/os que habíamos ido por Ategorrieta, les esperábamos contemplando el bello y relajante paisaje que teníamos delante: la bocana del puerto y San Juan,
Espero, y deseo, que alguna/o de las/os componentes de este grupo cuelgue fotografías de las magníficas vistas de su recorrido. Decía Tagore que "No basta compartir las ideas con el prójimo. Se ha de compartir la vida." Permitidnos al resto compartir el gozo que seguramente sentisteis al disfrutar de esa Naturaleza tan bella.
Nosotras/os, las/os que habíamos ido por Ategorrieta, les esperábamos contemplando el bello y relajante paisaje que teníamos delante: la bocana del puerto y San Juan,
Después del aperitivo, y ya finalizada la caminata, nos encaminamos cada una/o a nuestra casa.
Las/os que regresamos andando hasta San Sebastian vimos en la rotonda de Ategorrieta esta escultura roja, la cual pretende ser una alegoría a la zona, en referencia a las puertas rojas que en su día dividieron Donostia del resto de Gipuzkoa.
La meteorología nos obsequió con un tiempo de verano; mejor dicho, de “veranillo de San Martín”, santo que se había celebrado la víspera.
Dice la tradición que el veranillo de San Martín, obispo de Tours, está ligado a la leyenda de este santo, de origen húngaro, que partió su capa por la mitad para que se cubriera un mendigo desnudo y aterido de frío. El Señor recompensó al Santo enviando un clima suave y templado con el que tal vez frenaba el frío del incipiente invierno.
Solemos mencionar a este santo cuando decimos el refrán: “A cada cerdo le llega su San Martín”, o sea ayer. Es una fecha muy señalada en muchos pueblos, ya que suele tener lugar la matanza de dicho animal, del que se aprovecha todo y cuyas patas traseras son muy apreciadas; especialmente cuando son negras.
Las/os que regresamos andando hasta San Sebastian vimos en la rotonda de Ategorrieta esta escultura roja, la cual pretende ser una alegoría a la zona, en referencia a las puertas rojas que en su día dividieron Donostia del resto de Gipuzkoa.
La meteorología nos obsequió con un tiempo de verano; mejor dicho, de “veranillo de San Martín”, santo que se había celebrado la víspera.
Dice la tradición que el veranillo de San Martín, obispo de Tours, está ligado a la leyenda de este santo, de origen húngaro, que partió su capa por la mitad para que se cubriera un mendigo desnudo y aterido de frío. El Señor recompensó al Santo enviando un clima suave y templado con el que tal vez frenaba el frío del incipiente invierno.
Solemos mencionar a este santo cuando decimos el refrán: “A cada cerdo le llega su San Martín”, o sea ayer. Es una fecha muy señalada en muchos pueblos, ya que suele tener lugar la matanza de dicho animal, del que se aprovecha todo y cuyas patas traseras son muy apreciadas; especialmente cuando son negras.
C.Y.