martes, 11 de mayo de 2010

VISITA AL MUSEO DE CHILLIDA LEKU

Tenía ganas de volver al Museo de Eduardo Chillida. Lo conocí hace unos cuantos años en un soleado y caluroso día de otoño; de uno de esos otoños que se resisten a olvidar el verano. Hoy, 6 de Mayo, día triste y "fresco" con amenaza de lluvia, se parece a aquél en una cosa: en que esta primavera se está resistiendo a olvidar el invierno.
Pero el grupo, deseoso de contemplar las creaciones del insigne donostiarra, no ha tenido eso en cuenta y a la hora prevista estábamos subiendo a "nuestro" autobús que nos llevaría directamente a Chillida Leku (Hernani). Eso sí, creo que todos, incluido Sebastian Agirretxe que nos acompañaba como guía, llevábamos paraguas.
Nuestra visita se ha iniciado con la acogida a nuestro grupo por parte del hijo de Eduardo Chillida, Luis, uno de los directores generales del museo, que nos ha dirigido unas palabras de bienvenida y una breve explicación de la historia de este bello lugar.
A continuación nos hemos encaminado por el jardín hacia el conjunto escultórico expuesto.

Las explicaciones de nuestro guía, que tuvo relación personal con el artista -deduzco que de ahí el recibimiento de la dirección del museo-, han resultado magníficas y clarificadoras. Soy profana en el arte de la escultura, entre otras cosas, y las obras de nuestro paisano me resultaban difíciles de entender. Valga como ejemplo: en ésta de la fotografía, ZUHAITZ VI (1999), yo no veía un árbol y ahora sí. A decir verdad, en la foto veo más de uno pero estos últimos son obra de la Madre Naturaleza, obra a su vez del Gran Hacedor. Y, continuando con otras esculturas, en HARRI I (1991) veo la piedra; y creo que LO PROFUNDO ES EL AIRE XVII (1997); y sé que existe otro PEINE DEL VIENTO XVII (1990); y en BESARKADA XIV (1997) siento el abrazo; y en...

Tras la explicación de BESARKADA hemos entrado en el Caserío Zabalaga, ¡huyyy, qué calorcito más agradable!, de construcción tradicional vasca del siglo XVI, con exposición de obras de menor tamaño, obviamente, y de proyectos de esculturas en los diferentes materiales con los que trabajaba Chillida desarrollando sus teorías. Incluso trabajó con papel y con fieltro, las denominadas GRAVITACIONES.

Por cierto, hemos visto cuál era la firma de Chillida.


Se ha terminado la visita atravesando ese hermoso jardín, en el que se encuentran más de 40 esculturas y enmarcado por numerosos robles, hayas y magnolios, donde al pie de BUSCANDO LA LUZ nos hemos sacado la fotografía "oficial".
Mención especial merece Sebastián, nuestro guía. Sus comentarios, anécdotas, sucedidos y explicaciones sobre la persona y obra de Chillida, algunas de ellas compartidas con él, evidencian el gran conocimiento que posee de este tema, así como su afecto y admiración hacia el artista más distinguido y premiado. Ha resultado un guía magnífico. Zorionak!, Agirretxe jauna.
La nota a la organización de esta visita de lujo alcanza un sobresaliente alto. Para esta puntuación he valorado: 1º.- La designación del museo como destino de la visita; 2º.- La decisión de transportarnos en cómodo autobús (ida y vuelta) y 3º.- La elección del guía.
A pesar del pronóstico de los meteorólogos, no ha sido necesario abrir los paraguas. Incluso durante unos breves instantes, cuando nos dirigíamos a posar para la posteridad, el sol ha dejado asomar unos rayitos, ¿regalo de los hados por aquello de elegir BUSCANDO LA LUZ como fondo de la foto? o ¿fruto de la buena idea de la organización de llevar huevos a las monjas de Santa Clara? según he oído contar.
Y para concluir, otra pregunta: ¿hace falta decir que hemos disfrutado de una deliciosa mañana?.
C.Y

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