Una de las profesoras que tuve en mi época de estudiante nos decía que la puntualidad era divisa de reyes y muestra de heroísmo. No nos lo decía durante la clase, sino a la hora de entrada; es fácil deducir cuál era el motivo. Bueno, a lo que iba, esa opinión sobre la puntualidad siempre me había parecido una exageración. Digo que me había parecido porque ahora sí acepto como buena la segunda parte de su definición. Es heroico que lleguemos puntuales a la cita del grupo de senderismo, porque implica que hemos tenido que “madrugar”. Y eso, a estas alturas de nuestra vida, al menos a mí me supone un acto de heroísmo.
Para ese viernes, víspera de San Ignacio, se había programado la marcha por la periferia de San Sebastian; saliendo de la zona de Hospitales, estaba previsto pasar por Oriamendi, golf de Basozabal, Ergobia, Astigarraga, Martutene, barrios de Loyola, Riberas, Anoeta…
Para ese viernes, víspera de San Ignacio, se había programado la marcha por la periferia de San Sebastian; saliendo de la zona de Hospitales, estaba previsto pasar por Oriamendi, golf de Basozabal, Ergobia, Astigarraga, Martutene, barrios de Loyola, Riberas, Anoeta…
Ya en marcha, el esfuerzo por el “madrugón” quedó olvidado con lo que gozó nuestro espíritu contemplando estos lindos paisajes en tan estupenda mañana.
No sé si es impresión óptica, pero parece que se inclinan los árboles y los arbustos a nuestro paso, como si fuera un saludo, ¿no?
Nos faltaba poco para finalizar y continuábamos disfrutando, ahora en el paseo del río a su paso por Loyola, aunque algunas botas... pesaban.
Si bien aquí fue la primera despedida “oficial”, yo dije adiós a las tres últimas compañeras frente a la estación de Renfe, después de haber “estrenado” el puente de reciente inauguración, ¡aupa la Real!
Habíamos brindado en el almuerzo por Iñaki, quien, invitándonos al aperitivo, celebró anticipadamente su santo con nosotras (sí, he escrito bien nosotras, porque en esta salida íbamos 7 “chicas” y él).
Ese día también había tocado gozar; el recorrido fue bonito, corto, cercano a Donosti y lo finalizamos a buena hora.
Se puede decir que
Si bien aquí fue la primera despedida “oficial”, yo dije adiós a las tres últimas compañeras frente a la estación de Renfe, después de haber “estrenado” el puente de reciente inauguración, ¡aupa la Real!
Habíamos brindado en el almuerzo por Iñaki, quien, invitándonos al aperitivo, celebró anticipadamente su santo con nosotras (sí, he escrito bien nosotras, porque en esta salida íbamos 7 “chicas” y él).
Ese día también había tocado gozar; el recorrido fue bonito, corto, cercano a Donosti y lo finalizamos a buena hora.
Se puede decir que
Estas son las mañanitas que prepara el rey David,
a todos los senderistas que madrugan por salir.
a todos los senderistas que madrugan por salir.
C.Y.
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